Con la ilusión que me hacía hacerme con un arsenal de globos, bolis, mecheros, pegatinas, fotos de candidatos… Vaya, objetos típicos de una campaña electoral que acaban, todo hay que decirlo, olvidados en el fondo de un cajón. Tenía bolsas y más bolsas preparadas –todas, eso sí, reciclables- para salir a la calle a la caza de merchandising.
El PNV está realizando una campaña austera, convencido de que los ciudadanos entienden que no está el horno para bollos. Cuatro caramelos de sabores, unas pegatinas y, eso sí, folletos con el programa electoral… vamos, ¡lo que todo viandante desea!
Algo parecido pasa con Aralar. Cambia los caramelos por piruletas, los folletos por los pin´s y mantiene, eso sí, las pegatinas. Dedican poquísimo a la mercancía de campaña, aunque hace cuatro años llegaron a repartir condones. Y qué les voy a decir… con lo caro que sale tener un hijo hoy en día, parece una idea excelente la de los preservativos. Eso además de la prevención.

Aunque para flores, las del PSE. Rosas rojas a diestro y siniestro, algo habitual en campaña, y semillas de flores, ahora que estamos en primavera. Por lo demás, sin cambios con respecto al resto.
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Pero quien se lleva la palma en esta ocasión es Hamaikabat. Caramelos y globos –hasta ahí nada raro- y… ¡cubresillines! Que ¿por qué? Quizá porque la estrella de su campaña sea esa lambretta que van a rifar entre todos aquellos que compren un boleto. 2 eurillos de nada tienen la culpa. Eso sí, lambretta del 66, el año de nacimiento del candidato.
Y no se lo tengan en cuenta a Bildu… Los pobres no han tenido ni pa pipas. Con eso de que no supieron hasta última hora si iban o no a ser legales… no merecía la pena gastar un solo euro en algo que a lo mejor ni siquiera hubieran podido repartir. En fin, basta de lloros. Otra vez será. De momento, ¡eso que se ahorran!
Eva Monente
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